Los jets privados han dejado de ser un privilegio para los más ricos y poderosos. En la actualidad, hay más opciones que nunca para surcar los cielos con todo lujo, sin tener que ser un jefe de Estado, director ejecutivo o dueño de una aeronave. Antes, acceder a uno de estos vuelos estaba al alcance solo de superestrellas, familias reales u oligarcas, que además gozaban privilegios especiales como evitarse las largas filas y los filtros de seguridad de seguridad. Usualmente, las personas que compran un jet privado suelen ser las que tienen un alto poder adquisitivo, gobiernos, empresas u operadores de vuelos chárter. Pero de manera paralela, cada vez son más populares los programas de membresía, que permiten a los titulares a acceder a toda la flota de un operador durante una cierta cantidad de horas de vuelo. El perfil del usuario promedio de los jets privados se ha ampliado, precisamente desde la pandemia. El mercado ahora incluye a “familias, emprendedores y personas que vuelan por primera vez, buscando la flexibilidad, confiabilidad y lujo que las aerolíneas comerciales no pudieron garantizar durante la crisis”, explicó el experto. Thiyagarajan estima que este cambio se debió a una alta liquidez y prioridades cambiantes durante la pandemia. A la vez, el aumento de las opciones de vuelos chárter que ha facilitado el acceso a jets privados. No solo se venden más aviones, sino que además vuelan más. Aunque este dato varía según la región y está influenciado por factores como la disponibilidad de aerolíneas comerciales y la infraestructura del transporte. ¿Qué es exactamente un jet privado? Este tipo de vuelos privados y ‘exclusivos’ se dividen en varias categorías: El jet de negocios más pequeño es un avión de cuatro plazas y corto alcance. Luego vienen jets de alcance medio, para 6-10 pasajeros. Les siguen los aviones de largo alcance para 10-19 pasajeros y, finalmente, están los aviones ejecutivos para 20-50 pasajeros, o incluso más. Boeing Business Jets anunció recientemente un nuevo programa de servicio completo para convertir los Boeing 747-8s en aviones ejecutivos. La versión comercial de estos Boeing es capaz de trasladar unos 600 pasajeros. Mientras que el 747-8 VIP actualizado será el jet privado más grande en operaciones y tendrá espacio para unos 75 pasajeros, según la compañía. No todo el mundo busca grandeza y lujo. Pero existe una mayor demanda de aviones más grandes, mientras que “la proporción de aviones medianos y ligeros ha disminuido en la última década“, indicó Riefer. Actualmente, un jet privado nuevo tiene un precio que va desde unos pocos millones de dólares hasta más de $75 millones, pero se espera que el Boeing 747-8 VIP cueste al menos un par de cientos de millones, aunque en realidad volarlo tiene costos adicionales. Los gastos operativos en combustible, mantenimiento, seguros, aterrizaje, estacionamiento y tripulación representan varios millones de dólares más al año, dependiendo del tamaño y uso que se dé a la aeronave. El riesgo por el impacto ambiental Un punto en contra del aumento de este servicio es que los aviones privados generan más emisiones por pasajero que los aviones comerciales, y los activistas climáticos señala que es un exceso para una élite que genera emisiones innecesarias. Denesz Thiyagarajan espera ver un crecimiento sostenido en los próximos años, impulsado por el aumento de la riqueza global, un mayor uso corporativo y una mayor accesibilidad a través de programas charter. Daniel Riefer está de acuerdo, pero señala diferencias regionales. “Estados Unidos seguirá siendo el mercado más grande en términos absolutos, mientras que se proyecta un rápido crecimiento en Medio Oriente, Asia Pacífico y América Latina”, sostiene.
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Viajar en jet privado: un lujo ahora al alcance de más personas